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La vieja pregunta sobre si hemos alcanzado “el año de Linux en el escritorio” vuelve a cobrar fuerza en 2025.

Durante décadas, la comunidad tecnológica ha esperado el momento en que Linux sea una opción viable para el usuario promedio, no solo para desarrolladores o entusiastas. A través de una experiencia personal con un portátil casi inservible, surge la reflexión: ¿es Linux hoy lo suficientemente accesible para el día a día de cualquier consumidor?

Antecedentes históricos: el mito del año de Linux

En los años 90, Linux comenzó a ser visto como el gran competidor de Windows, especialmente tras los problemas legales de Microsoft con el Departamento de Justicia de EE. UU.

  • Apple en aquel entonces atravesaba una crisis, con el PowerPC y diseños poco convencionales pero de baja cuota de mercado.
  • Linux, en cambio, prometía ser la alternativa libre y abierta, con distribuciones como Red Hat y Debian ganando visibilidad.
  • Surgió el eslogan “el año de Linux en el escritorio”, con la expectativa de que superaría a Windows tanto en hogares como en empresas.

Sin embargo, la realidad era otra: instalar Linux en 1999 requería horas de configuración manual, falta de drivers y mucha paciencia. Para muchos, incluido el autor de la experiencia, el resultado era frustrante y la migración quedaba en pausa.

Linux en la actualidad: de escritorios a portátiles

El mundo cambió. Aunque los PC de escritorio siguen existiendo, los portátiles dominan el mercado. Hoy no se habla tanto de “Linux en el escritorio”, sino de la capacidad de ejecutarlo en laptops modernos o antiguos.

Un caso práctico:

  • Dispositivo: Lenovo Yoga 310-11IAP (2017).
  • Especificaciones: Intel Celeron N3350, 4GB RAM, 64GB eMMC, pantalla táctil de 11,6".
  • Un portátil económico, limitado en potencia y ya deteriorado por el uso escolar.

En Windows 11 apenas podía funcionar. Pero la idea de revivirlo con Linux planteó una pregunta: ¿hasta qué punto es fácil instalar una distro ligera y devolverle la vida a un equipo casi desechado?

Barreras técnicas: de UEFI a drivers

Al intentar instalar Linux en equipos modernos o de bajo coste, pueden surgir problemas como:

  • Compatibilidad con UEFI y Secure Boot, que en algunos casos bloquea el arranque.
  • Drivers de hardware (audio, pantalla táctil, Wi-Fi) que no siempre están disponibles de forma inmediata.
  • Limitaciones de almacenamiento y memoria RAM, donde distribuciones ligeras como Lubuntu, Xubuntu o Linux Lite son más recomendables.

Aun así, el avance respecto a los años 90 es impresionante: la mayoría de las distribuciones actuales ofrecen instaladores gráficos, detección automática de hardware y entornos de escritorio intuitivos.

El potencial de Linux en equipos antiguos

El Lenovo Yoga del ejemplo es un portátil básico, pero Linux puede convertirlo en una máquina funcional para:

  • Navegación web ligera.
  • Ofimática básica (LibreOffice, Google Docs).
  • Educación y programación con entornos como Python, Scratch o incluso IDEs ligeros.
  • Streaming multimedia con VLC o navegadores optimizados.

Gracias a distribuciones diseñadas para hardware limitado, Linux extiende la vida útil de equipos que en Windows serían inútiles.

¿2025 es el año de Linux en el escritorio?

La respuesta depende del enfoque:

  • Para usuarios avanzados, Linux hace tiempo que es una opción madura y poderosa.
  • Para el usuario común, las barreras se han reducido, pero aún existen retos de compatibilidad y curva de aprendizaje.
  • Para quienes tienen equipos viejos o limitados, Linux es la mejor alternativa frente al abandono de Windows 10 y las exigencias de Windows 11.

👉 En definitiva: 2025 puede no ser el año definitivo de Linux en el escritorio, pero sí es el año en que más usuarios que nunca pueden adoptarlo como sistema principal sin grandes sacrificios.

 

Fuente: somoslibres

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