Andrew S. Tanenbaum, científico computacional, educador y creador de MINIX, sigue siendo una de las voces más influyentes en el debate sobre los sistemas operativos.
Sus obras, como Sistemas Operativos: Diseño e Implementación, son referencia obligada en universidades de todo el mundo.
En la antesala de Nerdearla 2025, evento tecnológico que se celebrará en Buenos Aires, Tanenbaum reflexionó sobre los retos actuales de la informática: seguridad, estabilidad, filosofía del software libre y el eterno debate entre kernels monolíticos y modulares.
Los sistemas operativos y su complejidad
Los sistemas operativos (OS) están presentes en casi todos los dispositivos modernos: computadoras, teléfonos, autos, cajeros automáticos, aviones, televisores, consolas y electrodomésticos. Sin embargo, para el usuario común, el concepto ha perdido centralidad.
Un OS puede entenderse como el “programa de programas”, encargado de gestionar los recursos del hardware (CPU, memoria, red, almacenamiento) y servir de intermediario con las aplicaciones. Windows, Android y iOS son los más conocidos, aunque no los únicos.
Según Tanenbaum:
“Cuando la tecnología madura, los usuarios dejan de preocuparse por entenderla, mientras que los especialistas siguen profundizando en su funcionamiento. Hoy nadie necesita conocer cómo funciona la transmisión de un auto para conducirlo, pero un ingeniero sí.”
MINIX, Linux y el origen del código abierto
En los años 80, Tanenbaum creó MINIX, un sistema operativo educativo y con código abierto, diseñado para que los estudiantes pudieran estudiar su funcionamiento.
Ese trabajo inspiró a Linus Torvalds, quien lo utilizó como referencia para construir Linux, el núcleo que hoy da vida a millones de servidores, supercomputadoras, dispositivos móviles y sistemas empresariales.
De este modo, Tanenbaum se convirtió en una figura clave en el nacimiento de la filosofía open source.
El debate del kernel: modularidad vs. monolitismo
En 1992, Tanenbaum protagonizó un debate histórico con Linus Torvalds acerca de la arquitectura de los núcleos.
- Tanenbaum defendía los microkernels modulares, más seguros y tolerantes a fallos.
- Torvalds optaba por un kernel monolítico, más sencillo de desarrollar y con mejor rendimiento.
Tanenbaum explica con un ejemplo simple:
“En un sistema monolítico, un fallo en el driver de audio puede derribar todo el sistema. En uno modular como MINIX, el peor escenario es que deje de sonar, sin comprometer disco o red.”
A su juicio, Linux y Windows adoptaron el camino monolítico, lo que ha llevado a un flujo interminable de errores y parches que nunca eliminan las vulnerabilidades de raíz.
Windows y la inseguridad estructural
Una de las declaraciones más duras de Tanenbaum fue contra el sistema de Microsoft:
“Windows está lleno de errores porque ni siquiera Microsoft lo entiende de manera completa.”
Explica que el sistema supera los 100 millones de líneas de código en múltiples lenguajes (C, C++, C#). Ningún programador conoce más del 10% de su totalidad, por lo que cualquier cambio puede introducir nuevos bugs y agujeros de seguridad.
La consecuencia: actualizaciones semanales, parches constantes y vulnerabilidades que son explotadas incluso por hackers patrocinados por estados para infiltrarse en infraestructuras críticas.
El open source y su rol actual
Tanenbaum reconoce que el software libre es hoy un componente esencial del ecosistema digital. Linux, BSD y otras plataformas son mantenidas por la comunidad global, demostrando que los “amateurs” pueden aportar innovaciones más valiosas que las grandes corporaciones.
La diferencia con el software propietario es clara: mientras empresas como Microsoft o Apple protegen su código, los proyectos abiertos se asemejan a la investigación científica, compartiendo descubrimientos para que otros los mejoren.
Reflexión final
Para Tanenbaum, la seguridad informática de la próxima década dependerá de la arquitectura de los sistemas operativos. Advierte que los modelos monolíticos, aunque prácticos y populares, son inherentemente inseguros.
La modularidad, en cambio, ofrece un camino hacia sistemas más estables, seguros y transparentes, aunque implique sacrificar algo de rendimiento.
Fuente: somoslibres